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Jueves, 08 Agosto 2024 22:58

Celebrando en Familia - XIX Domingo del Tiempo Ordinario

El pan vivo que alimenta la vida
(Juan 6:41-51)

Al final del Evangelio de la semana pasada, Jesús dijo: Yo soy el pan de vida, los que vienen a mí nunca tendrán hambre; los que creen en mí nunca tendrán sed. En otras palabras, Jesús nos alimenta con el pan vivo de la Palabra de Dios, que es él mismo. Pero esta palabra sólo puede ser recibida por aquellos que creen, es decir, que están en relación con Jesús. El primer paso es reconocer de dónde viene Jesús (Dios).

Vemos al inicio del Evangelio de esta semana un gran ejemplo de incredulidad: las autoridades judías rechazan a Jesús porque saben de dónde viene y, por tanto, no puede ser ‘del cielo’. Una vez más son incapaces de leer el rostro de Dios en Jesús. Creen saber exactamente quién es Jesús: ‘conocemos a su padre y a su madre’. Y su atención sigue fijada en el pan que han comido, no en la persona que se lo ha dado.

Jesús les dice que dejen de quejarse e insiste en que sólo los atraídos por Dios pueden creer en él. Jesús insiste en que Dios atrae a las personas a creer en Él. Sólo Dios puede enseñar a quien oye y cree en la Palabra de Jesús. Por consiguiente, los que creen en Él tienen vida eterna

Jesús insiste nuevamente que Él es el Pan de Vida. Refiriéndose a su anterior conversación con la multitud (en el Evangelio de la semana pasada), Jesús dice que los que comieron el maná en el desierto están muertos; y los que coman el pan de vida que Él ofrece vivirán. La vida proviene de la relación (de la comunión) con Jesús. 

El Evangelio concluye con la afirmación de Jesús, una vez más, de que Él es el pan vivo que ha bajado del cielo. Los que coman este pan vivirán para siempre. El pan que Jesús dará es su propia carne que será ofrecida en el altar de la cruz por la vida del mundo y entregada en signo profético en la Última Cena.

Si entramos en comunión con Jesús podemos convertirnos en el pan vivo a través del cual Dios sigue alimentando a su pueblo con sabiduría, compasión, esperanza, perdón y amor.

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