Videomensaje por la Solemnidad de Nuestra Señora del Carmen, 16 de julio de 2024, del P. Míċeál O'Neill, O. Carm, Prior General de la Orden
Queridas hermanas y hermanos de la familia Carmelita en todo el mundo:
La celebración de la solemnidad de la Bienaventurada Virgen Maria del Monte Carmelo coincide este año con el Año de Oración, anunciado por el Papa Francisco como tiempo de preparación a la celebración del Jubileo de 2025. El deseo del Santo Padre es que haya una “sinfonía de oración” en todo el mundo. Su enseñanza sobre la oración es una invitación a la familia Carmelita a desempeñar su papel en la oración y ayudar a otros a orar. Nuestra rica tradición de oración ha sido una inspiración para muchas generaciones desde el principio. Nunca esa tradición fue más necesaria por el mundo que hoy, para poder animar y acompañar a todas las personas que ya tienen una vida de oración y están orando, y para abrir nuevas puertas a las personas que aún no conocen el significado de Oración cristiana. Nuestra oración dignifica nuestra vida porque afirma que somos hijos e hijas de Dios, en comunicación con Dios. Nuestra oración es también la fuerza de la esperanza por cómo ponemos nuestra confianza en Dios y en la Santísima Virgen María.
El Carmelo representa un lugar de dignidad humana, donde Dios ha reunido a las personas en su nombre y Jesús está en medio de ellos. María es la Señora de ese lugar, mostrándonos cómo es la dignidad de la persona humana, y las personas que habitan en ese lugar son personas que oran, sabiendo que en sus vidas Jesucristo es su motivación más profunda, y que no hay mayor ambición que vivir en lealtad a él.
En un día que nos une a todos en alegría y acción de gracias, me uno a los carmelitas de todo el mundo para orar para que el nombre de Dios sea una bendición, que se haga la voluntad de Dios, que venga el reino de Dios, que nuestro pan de cada día conduzca a la paz diaria y que encontremos el camino del perdón y la reconciliación para nosotros mismos y para nuestras hermanas y hermanos en un mundo tan terriblemente afligido por su propia falta de fe, esperanza y caridad.
Que vuestras celebraciones de nuestra fiesta este año os traigan la abundancia de la gracia de Dios y una respuesta a vuestra ferviente oración.
Gracias.
P. Míċeál O'Neill, O. Carm