Encontrar la verdadera vida
(Mt 16, 21-27)
¡Qué contraste hay entre el Evangelio del domingo pasado, cuando se proclamó a Pedro como la "roca" sobre la que se edificaría la Iglesia, y este domingo cuando Jesús lo reprende por ser una roca diferente, una "piedra de tropiezo"!
Cuando Jesús comienza a hablar de su sufrimiento, muerte y resurrección, es algo que Pedro no puede afrontar: «¡Ni se te ocurra, Señor!». Esto es exactamente lo que temía Jesús, cuando obligó a los discípulos a guardar silencio acerca de su verdadera identidad, el domingo pasado. Tenía miedo de que pensaran en él como un guerrero que liderase un levantamiento victorioso contra la ocupación romana en Israel -la imagen popular de un Mesías- en tiempo de Jesús.
La semana pasada, Jesús proclamó a Pedro «bendito» debido a la revelación que Dios le dio de quien es Jesús. Ahora, Pedro es «Satanás» porque no piensa como Dios, sino que su pensamiento es de los hombres. ¿Podemos asimilar tener un rey «pastor» en lugar de un rey «guerrero» como nuestro Dios y Salvador?
Entonces, Jesús comienza a hablar sobre el llamado al discipulado. En primer lugar, es una elección libre. El discipulado no es algo que se pueda imponer a las personas. En segundo lugar, el discípulo debe aprender a poner a Dios y a los otros en el centro de su vida. Esta no es una idea piadosa. Las personas en relaciones verdaderas y amorosas, especialmente los padres, saben exactamente lo que significa «tomar su cruz» y seguir a Jesús haciendo actos de servicio amorosos todos los días, para anteponer las necesidades de los demás a las suyas. Estas personas salvan sus vidas al vivir la vida humana como Jesús enseñó y como Dios quiso.
Aquellos que intentan «salvar» sus vidas mediante el poder, la riqueza y una vida cómoda, eventualmente pierden la poca vida que tienen. Nadie puede prevenir el momento de la muerte cuando todo esto se despoja y pierde sentido. Esto es lo que significan las palabras acerca de ganar el mundo y arruinar la vida.
Al final del día, la fidelidad del discípulo, manifestada en hechos amorosos, será recompensada.
Lo que Jesús dice sobre el discipulado es una manera muy diferente de vivir, totalmente opuesto a los valores de la sociedad moderna, pensamos que tenemos el control de nuestro destino, donde la vida consiste en acumular riquezas y vivir plácidamente para nosotros mismos en lugar de vivir para los otros.
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