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9. Una Vida Mariana

TitusBrandsma Nijmegen 450A Jesús con María

La Virgen María tuvo una importancia especial para Tito Brandsma a lo largo de su vida. Cuando niño, Tito se familiarizó con varias prácticas marianas, incluido el rosario que la familia Brandsma rezaba a diario. Esta devoción mariana le duraría toda la vida a Tito, quien incluso en la prisión se hizo varios rosarios para sí mismo cuando le quitaron el suyo.
Además, Tito se familiarizó con la idea de que encontramos a Jesús pasando por María. Con María como madre y como hermana, siguió a Jesús en su camino hacia el Padre Celestial.

Mi alma glorifica al Señor

Tito ingresó al noviciado carmelita por su deseo de una vida de oración más intensa y por la gran devoción de la Orden hacia la Virgen María. Posteriormente, Tito coloca en la estampa de su ordenación las palabras de María en su Magníficat: Mi alma glorifica al Señor. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí. (Lucas 1,46.49)
Durante sus años en Roma (1905-1909) Tito visitó las catacumbas, donde lo impresionó una antigua imagen de la Virgen, llamada Orante. A esta se refiere él como la imagen de la Iglesia orante y la imagen de María que canta su Magníficat. En una revista mariana, Carmelrozen, de la que fue cofundador, Tito escribió decenas de artículos para fomentar el amor a María a través de un mayor conocimiento sobre las diferentes formas de veneración de María, sus días festivos, las obras de arte del cristianismo y la enseñanza de la iglesia y de los concilios sobre María.

La maternidad divina de María

De especial importancia para Tito fue el Concilio de Éfeso (431) que había declarado el dogma de María como Theotokos (deípara). Tito reflexionó sobre la maternidad divina de María con las siguientes palabras:

En María vemos la imagen más hermosa de nuestra unión con Dios. Ella, la esposa del Espíritu Santo, nos enseña cómo también nosotros, aunque no en la plenitud de la gracia, sino en un sentido más amplio, debemos ser esposas de Dios, para que Él nazca en nosotros, unido —también en nosotros— con naturaleza humana, nuestra naturaleza humana. Bajo la influencia benéfica del Espíritu Santo debemos nacer a una nueva vida con Dios, que vive en nosotros más que nosotros mismos.

Aumentar nuestra devoción a María significa aprender a imitar las actitudes que ella tiene en su vida. Y así, también nosotros estamos llamados a ser como María: portadores de la vida divina.

Siguiendo su ejemplo, obviamente deberíamos ser otras Marías. Debemos dejar que María viva en nosotros. María no debe permanecer fuera del Carmelita, sino que el Carmelita debe vivir una vida tan similar a la de María que el Carmelita debe vivir con, en, por y para María.

María, esperanza de los Carmelitas

En 1939, Tito escribió un Via Crucis para una peregrinación. En la novena estación, cuando Jesús cae bajo la cruz por tercera vez, él ora de la siguiente manera:

Oh María, que has observado con admiración y compasión maternal los últimos esfuerzos de tu Hijo, ayúdame a recordar esto cuando se haga demasiado pesado el cumplimiento de mi tarea en la vida.

Quizás esta oración estuvo con él cuando fue arrestado en enero de 1942 y enviado inicialmente a la prisión de Scheveningen. Allí Tito transforma su celda de prisión en una celda carmelita con una imagen de Cristo y una imagen de María:

En la parte del breviario que estamos usando ahora y que por suerte me quedó a mí, está la hermosa imagen de Nuestra Señora del Carmen. Así que ahora mi breviario está completamente abierto en la parte superior de los dos estantes de las esquinas, a la izquierda de la cama. Al sentarme en mi mesa solo tengo que mirar un poco a la derecha y puedo ver su hermosa imagen; mientras estoy acostado en la cama, mi mirada es captada primero por esa Madonna que lleva la estrella, Esperanza de todos los Carmelitas.

Con los ojos de su corazón fijos en María y con Jesús a su lado, Tito continuó su propio Via Crucis desde Scheveningen hasta Dachau. Allí murió el 26 de julio de 1942. Que su ejemplo nos inspire a vivir una vida cristiana y mariana.

Descargue el folleto 9. Una Vida Mariana  pdf aquí (4.27 MB)

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