La Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo
No es una novedad afirmar que los diversos títulos marianos hablan esencialmente de una relación con María como Madre de Cristo y Madre de los cristianos. Todos los títulos marianos hablan de la relación con ella en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Este es el caso de la devoción a la Virgen del Carmen, que ha dominado la Orden a lo largo de su historia, desde los primeros tiempos de su fundación hasta nuestros días.
Decir "Virgen del Carmen" es decir "María como la veneran los carmelitas". Y al decir "Carmelitas" nos referimos a toda la familia carmelita: religiosos y religiosas, terciarios, y de los consagrados al Escapulario, porque esta consagración implica también una participación de los beneficios espirituales de la Orden y un compromiso para vivir su espiritualidad.
Los carmelitas estaban convencidos de tener una relación muy especial con María, su Patrona, bajo el título "del Monte Carmelo". En honor a su Patrona, los carmelitas celebraban de manera especial la fiesta de la Anunciación, la de la Virgen Inmaculada, y luego la Solemne conmemoración en julio. Esta fiesta en julio, la Solemne Conmemoración de Nuestra Señora del Monte Carmelo, fue instituida para agradecer a María, nuestra Patrona, por todos los beneficios concedidos a la Orden: es decir, como recuerdo de la acción descendente de María hacia los carmelitas (protección) y como acción ascendente de los carmelitas hacia María (acción de gracias). La fiesta tiene su origen en Inglaterra a finales del siglo XIV. La fiesta, por tanto, es una manifestación de la "persona" de Nuestra Señora del Monte Carmelo: de la Virgen Madre de Dios, abogada, patrona de la Orden.
La Solemne Conmemoración de la gloriosa Virgen María, que se llama Fiesta de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo o Fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo, fue justamente instituida para ser celebrada solemnemente: porque su santa compañía del Carmelo fue fundada en el Monte Carmelo... reunida por su nombre, por el que está especialmente ennoblecida; por la especial adopción de sus hijos, hermanos y cofrades; por la vestimenta con su glorioso hábito; por la repetida protección de su propia Orden; y por los interminables beneficios concedidos a esta su Orden desde el principio hasta el día de hoy.
Adaptado de Ludovico Saggi, O. Carm., Our Lady of Mount Carmel, en Santi del Carmelo. Traducción al inglés por Paul Chandler, O. Carm.