Nació el 1 de septiembre de 1642.
Su vida puede dividirse en dos periodos: en su provincia religiosa de Toscana y en Roma.
Durante la primera época de su vida, por doquier había ido dejando a su paso el muy grato recuerdo de un alma sedienta de silencio, de oración, de mortificación, pero sobre todo de un hombre entregado a la caridad espiritual y corporal hacia los enfermos y los pobres.
En Roma cuidó de los dos hospitales de S. Juan (el de hombres y el de mujeres) y fundó el hospicio para convalecientes pobres en la avenida entre el Coliseo y la basílica de S. Juan.
Su lema era: “Quien ama a Dios debe buscarlo entre los pobres».