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Miércoles, 10 Noviembre 2021 07:34

Celebrando En Familia - 33 Domingo del Tiempo Ordinario

Cuando aparezca el Hijo del Hombre

Ante la proximidad de la fiesta de Cristo Rey y el final del Año Litúrgico, las lecturas de este domingo tienen un aire de fin de los tiempos.

En el Evangelio, Marcos presenta una visión de la plena instauración del Reino y de la venida de Cristo como prueba final de la victoria de Dios.

El lenguaje es necesariamente simbólico y de mito, ya que describe algo que está por venir, no una realidad histórica. Pero esto no significa que no tenga relación con la realidad.

La visión se sitúa en el contexto de un tiempo de angustia. Las primeras comunidades cristianas, como la de Marcos, ciertamente soportaron mucha angustia a través de la persecución y el sufrimiento y sus luchas por seguir las enseñanzas de Jesús.

La venida en gloria de Jesús resucitado, junto con la gran reunión de su pueblo desde todos los rincones de la tierra, pretendían tranquilizar a una comunidad de creyentes cansada y asustada. Han seguido el camino del discipulado, compartiendo el sufrimiento de Jesús, algunos hasta la muerte. Un día la victoria final será de Dios y entrarán con Jesús en la plenitud del Reino.

Mientras tanto, sin embargo, los discípulos tienen que aprender a leer los signos de la presencia de Jesús en la vida cotidiana. Jesús no está sentado pasivamente a la derecha de Dios. Por medio del Espíritu Santo, sigue estando activamente presente en los corazones y las vidas de los creyentes, y en el universo.

Los discípulos tampoco deben esperar pasivamente la venida final. Esperamos con paciente esperanza, pero no con desidia, porque el ministerio de hacer presente a Cristo en cada pensamiento, palabra y acción, y en cada momento de la historia, continúa El Evangelio termina con una nota de certeza incierta: Cristo vendrá, pero no sabemos cuándo.

...

Somos conscientes que Cristo no sólo se hace presente en el Santísimo Sacramento, sino que también en las Escrituras y en nuestros corazones. Incluso cuando estamos solos seguimos siendo miembros del Cuerpo de Cristo.

Se recomienda que en el lugar que escojáis para esta oración se coloque una vela encendida, un crucifijo y una Biblia. Estos símbolos ayudan a mantenernos conscientes de lo sagrado que es el tiempo de oración y a sentirnos unidos con las otras comunidades locales que están orando.

La celebración está organizada para que sea presidida por uno de los miembros de la familia y los otros miembros participen en ella. Sin embargo, la parte del presidente de la celebración puede ser compartida por todos los presentes.

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