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1ª Conferencia: Itinerario de Teresa de Lisieux
Itinerario de Santa Teresa de Lisieux como Identificación Con Cristo:
La Misericordia en La Fragilidad y el Primado de la Gracia
Primer encuentro de formación permanente de los Carmelitas europeos
21 de octubre de 2023
Giampiero Molinari, O. Carm.
pdf Leer aquí las Preguntas de reflexión - Misericordia y gracia (364 KB)
Introducción
Este año estamos celebrando el 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa de Lisieux (2 de enero de1873) y el centenario de su beatificación (29 de abril de 1923). El año 2025 se cumplen cien años de la canonización (17 de mayo de 1925). Además, como es sabido, la UNESCO ha incluido a Teresa entre las mujeres históricamente significativas. Todo esto es un buen motivo para volver a poner en nuestras manos sus escritos y releer su doctrina intentando que penetre en nuestra vida.
Al acercarnos a Teresa no olvidemos un hecho real: si por una parte ella es, sin duda, una luz por haber reclamado los valores permanentes del evangelio, por otra, ella (como cada uno de nosotros) es hija de su propio tiempo. Su forma de escribir manifiesta el clima romántico y un poco ‘melifluo’ de la época y se caracteriza por un uso abundante de diminutivos que se repiten sin interrupción, etc. Todo esto podría dificultar la lectura y producir cierta incomodidad. Pero si se hace un pequeño esfuerzo yendo más allá de este “cascarón”, se descubre una experiencia espiritual muy profunda (no del todo comprendida mientras la santa vivía) y una doctrina que podría definirse como teología narrativa y simbólica.
La experiencia de la misericordia divina en el cauce de la propia fragilidad: una microhistoria de la salvación.
Podemos considerar a Teresa de Lisieux como la Doctora de la misericordia divina. De hecho, este tema aparece como el hilo conductor de los dos manuscritos autobiográficos en los que relee la propia vida (Manuscrito A, cuya redacción se puso en marcha a inicios de 1895, y el Manuscrito C, redactado a partir de junio de 1897).
Al inicio del Manuscrito A Teresa indica el objetivo propuesto:
no haré sino una sola cosa: empezar a cantar aquello que habré de repetir por toda la eternidad, «Las misericordias del Señor» (Ms A 2r)[1].
Esta misma frecuencia de onda sigue el Manuscrito C; dirigiéndose a la priora, Madre María de Gonzaga, escribe la santa: «Querida Madre, me habéis manifestado el deseo de que yo proclame con vos mi Canto de las Misericordias del Señor» (Ms C 1r).
No se ha de infravalorar al respecto el incipit del Manuscrito A: «Historia primaveral de una Florecilla blanca» (Ms A 2r) – que sería mejor traducir “pequeña flor blanca” (respetando así el original francés) – ya que en la intención de Teresa se encierra una experiencia profunda de la misericordia de Dios. De hecho, se trata de la flor saxífraga que su papá le da después de confiarle su deseo de entrar en el Carmelo:
De lo que sí me acuerdo perfectamente es de la acción simbólica que mi querido Rey realizó sin saberlo. Acercándose a un muro poco alto, me mostró unas florecillas blancas parecidas a los lirios en miniatura; y tomando una de aquellas flores, me la dio, explicándome con cuánto esmero el Señor la había hecho nacer y la había conservado hasta aquel día. Al oírle hablar, me parecía estar escuchando mi propia historia, tanta semejanza había entre lo que Jesús había hecho con aquella florecilla y con Teresa (Ms A 50v. Grassetto mio).
Teresa relee, pues, en sus manuscritos su propia vida como misericordia de la salvación: no es ella el centro, sino la acción misericordiosa de Dios en ella. En este punto la santa es clara: «no es mi verdadera y propia vida la que escribiré, sino mis pensamientos sobre las gracias que el Buen Dios se ha dignado concederme» (Ms A 3r). Y poco después: «La flor que contará su historia […] reconoce […] que sólo su misericordia ha hecho todo cuanto de bien hay en ella» (Ms A 3v).
- El contexto de la gragilidad
El tema de la misericordia divina brilla más aún si consideramos la vivencia de Teresa, especialmente en los primeros años de su vida. Un período sellado por varios hechos traumáticos, que le produjeron heridas no leves bloqueándole, en cierto modo, la natural maduración afectiva. En síntesis:
- La doble desvinculación vivida a la edad de dos meses: la separación de la mamá, que a causa del cáncer de mama no puede amamantarla y ha de confiarla a una nutriz, y a continuación, también la separación de ésta tras regresar con su familia.
- La enfermedad y muerte de la mamá ocurrida el año 1877 (cf. Ms A 12r-13r):
No recuerdo haber llorado mucho y no hablaba con nadie sobre los sentimientos profundos que experimentaba… Miraba y escuchaba en silencio… […], y sin embargo entendía (Ms A 12v. Grassetto mio).
En la siguiente página leemos:
A partir de la muerte de Mamá, mi carácter feliz cambió completamente; yo, tan vivaz y tan expansiva, me volví tímida y dulce, excesivamente sensible. Bastaba una mirada para que me derritiera en lágrimas (Ms A 13r).
- La marcha al Carmelo de su hermana Paulina, que Teresa había elegido como segunda madre (cf. Ms A 13r):
Yo no sabía qué era el Carmelo, pero entendía que Paulina me dejaba para entrar en un convento […], entendía que habría perdido mi segunda Madre… Ah, ¿cómo expresar la angustia de mi corazón?... En un instante entendí qué era la vida […], un sufrimiento y una separación continua. Derramé lágrimas muy amargas… (Ms A 25v. Grassetto mio).
- Explicando la partida de su hermana María al Carmelo – que, después de la separación de Paulina, ella había tomado como único apoyo (cf. Ms A 41r) – Teresa vuelve sobre el tema: «Paulina estaba lejos, muy lejos de mí… […]. Paulina se había perdido para mí, casi como si estuviese muerta» (Ms A 41r-41v). Son palabras muy fuertes, que transparentan el drama que está viviendo.
- La experiencia de la misericordia con tonalidad mariana e cristológica
Como es sabido, todas estas situaciones traumáticas le acarrearon la aparición de una enfermedad psicosomática marcada por síntomas como insomnio, temblores, cefaleas, alucinaciones, etc. Se trata de una clase de neurosis y regresión infantil. Paradójicamente, es en esta fase de extrema fragilidad y vulnerabilidad cuando Teresa experimenta la misericordia de Dios, hasta el punto de afirmar –releyendo su propia vida- que la característica del amor, de la gracia, es humillarse (cf. Ms A 2v). La santa puede decirlo porque ha experimentado en este trance un Dios que se inclina a su miseria. Por eso, al redactar el Manuscrito A, ya «madurada en el crisol de las pruebas exteriores e interiores» (Ms A 3r), cita el Salmo 22 (El Señor es mi pastor) declarando con firmeza: «El Señor siempre ha sido compasivo conmigo y lleno de dulzura» (Ms A 3v).
El camino de curación que vivió la santa (que podría definirse como personal “camino de salvación”) se caracteriza por dos etapas fundamentales con tonalidades distintas, la mariana y la cristológica.
Todos conocemos la narración de “la encantadora sonrisa de la Virgen” (cf. Ms A 30v-30r), gracias al cual Teresa recupera una sustancial (aunque incompleta) serenidad de fondo: «todos mis sufrimientos se desvanecieron» (Ms A 30r), «la florecilla estaba renaciendo a la vida» (Ms C 30v), leemos en el Manuscrito A. Leyendo con atención esta narración nos daremos cuenta de que la santa percibe la sonrisa de la Virgen como el reflejo de la ternura de Dios. Esto puede intuirse en el uso del símbolo del “sol” aplicado a Dios para subrayar su benevolencia (cf. Ms A 3r), pero a continuación se extiende también a la Virgen María (cf. Ms A 29v) y a las mismas criaturas desde el momento en que son percibidas como mediación de los beneficios del Sol divino (cf. Ms A 24r).
Aunque ya restablecida, Teresa todavía se distingue por una notable impersonalidad, que ella define como un “feo defecto” (cf. Ms A 44v). Así lo describe:
Era verdaderamente insoportable por mi excesiva sensibilidad; así, si involuntariamente daba un pequeño disgusto a una persona que amaba […] lloraba como una Magdalena y, cuando empezaba a consolarme de lo mismo, lloraba por haber llorado… (Ms A 44v).
En este momento la acción misericordiosa del Padre adquirirá una connotación cristológica centrada en la humillación del Hijo de Dios por el misterio de la encarnación. Se trata de la conocida “Gracia de Navidad” del 1886 (cf. Ms A 44v-45v), definida por la santa: «la gracia de mi completa conversión» (Ms A 45r). De hecho esto constituía una verdadera y particular “línea divisoria”: Teresa se entiende tan transformada que ya no reconocerse; desde aquel momento, escribe, «caminé de victoria en victoria y así empecé, por así decirlo “una carrera de gigante…” » (Ms A 44v).
Sobre este tema es interesante la síntesis propuesta por la misma santa:
En un instante, la obra que no conseguí hacer en 10 años la hizo Jesús contentándose con mi buena voluntad, que nunca me faltó (Ms A 45v).
En esta relectura del evento de la Navidad del 1886 me parece comprender que la santa era realmente consciente del primado de la gracia: siempre es el amor de Dios el que da el primer paso, y se conforma con nuestra “buena voluntad”.
- El mensaje de fondo:
una mirada de fe que abre a la esperanza
A través de su experiencia, pues, Teresa nos abre a la esperanza: ninguna herida o límite puede cerrarnos el camino de maduración hacia la santidad si nos confiamos a la acción transformante del Espíritu. Los límites, las heridas, las fragilidades psicológicas y el claroscuro de la vida pueden convertirse en horizontes de la gracia[2] a medida que confiamos a Dios con fe nuestra cotidianidad.
Teresa se habría podido replegar perfectamente sobre sí misma permaneciendo prisionera de sus heridas. Sin embargo, la apertura a la gracia le permitió salir de la “fase de la infancia” (cf. Ms A 44) para vivir en la óptica del don de sí misma: «Sentí […] la necesidad de olvidarme de mí i desde entonces fui feliz» (Ms A 45v), escribe al final del relato de la “Gracia de Navidad”.
La santa invita a agudizar nuestra visión de fe: a pesar de las contrariedades que puedan surgir, en el campo de nuestra vida hay muchas semillas de la misericordia de Dios (cf. Dt 6,10-13). También nos lo recuerda el Papa Francisco en la Exhortación apostólica Gaudete et exultate: «Mira tu historia cuando reces y encontrarás en ella mucha misericordia. Al mismo tiempo, esto avivará tu conciencia
de que el Señor te tiene en su memoria sin olvidarte nunca» (n. 153).
Es justamente esta conciencia, madurada a través de los años, la que condujo a Teresa a una nueva visión de la perfección. Ella habla en el folio 32r del Manuscrito A (que según Conrad de Meester, ocd, representa una de las mejores formulaciones de la “pequeña vida”[3]):
siento siempre la misma audaz confianza de llegar a ser una gran Santa, porque no confío en mis méritos, pues no tengo ninguno, sino que espero en Aquel que es la Virtud, la Santidad Misma: solo Él es el que, contentándose con mis débiles esfuerzos, me elevará hacia Él y, cubriéndome con sus infinitos méritos, me hará Santa (Ms A 32r. Grassetto mio).
Es el primado de la gracia, la toma de conciencia de la gratuidad de la salvación, a la que llega la santa a través de un proceso gradual de conformación con Cristo.
Configurarse con la Faz de Cristo:
del voluntarismo a la gratuidad de la salvación
Simplificando, podemos afirmar que la espiritualidad dominante en tiempos de Teresa se caracteriza por el rigorismo, la ascesis, el ofrecimiento a la Justicia de Dios en expiación de los pecados y el voluntarismo. En el centro está el esfuerzo personal, la necesidad de adquirir méritos.
Naturalmente, este clima se respira también en el Carmelo de Lisieux (aunque también se abriese camino la visión espiritual de San Francisco de Sales) y lo podemos atisbar también en Teresa. El 8 de enero de 1889, dos años antes de la vestición, escribe a la hermana Sor María del Sagrado Corazón: «Qué sed tengo del Cielo […]. Pero es necesario sufrir y llorar para llegar… Pues bien, yo quiero sufrir todo lo que quiera Jesús » (LT 79). Ese mismo año, recordando la conferencia de un predicador, escribe a Celina: «La santidad consiste en sufrir, en el sufrirlo todo. “La santidad hay que ganarla con la espada desenvainada…”» (LT 89).
- “Los misterios del Amor escondidos en la Faz de nuestro Esposo” (Ms A 71r):
La devoción a la Santa Faz y la enfermedad de Louis Martin
Otro momento traumático en la vida de Teresa aparece con la enfermedad del papá, al cual estaba muy unida. Una fuente de particular sufrimiento apareció con su ingreso en el hospital psiquiátrico de Caen el 12 de febrero de 1889, a causa de intensificarse la demencia senil. Son significativas las expresiones con las que la santa recuerda el evento:
Ah, aquel día no dije que aún podría sufrir más. Las palabras no pueden expresar nuestras angustias, por tanto no intentaré describirlas (Ms A 73r).
A pesar del sufrimiento (como muestra el análisis grafológico de las cartas escritas en este período), Teresa afronta la nueva prueba con gran madurez espiritual. La enfermedad del padre la conduce a profundizar la devoción de la Santa Faz, que ya había vivido en la familia y después en el monasterio. De hecho, en el rostro irreconocible del padre descubre los rasgos del Siervo Sufriente descrito por el profeta Isaías (cf. Is 53,1-5 e 63,1-5) y comprende más profundamente el abismo de humanidad al que el Hijo de Dios ha querido descender.
El estrecho vínculo que Teresa establece entre la prueba que ha herido a su padre y la Pasión del Señor aparece claramente en una Santa Faz que diseñó en una casulla poco después de la muerte del padre, acaecida el 29 de julio de 1894. Observándola, aunque sólo sea superficialmente, no deja de advertirse el parecido de esta imagen con los rasgos somáticos de Louis Martin[4].
A la luz de la Escritura y de la muerte del papá descubre Teresa la esencia de la Santa Faz: habla de “misterios de amor” (cf. Ms A 71r), de “bellezas escondidas” (cf. LT 108). En la carta del 4 de abril de 1889 escribe a Celina: «Jesús arde de amor por nosotros […]. Mira a Jesús en su Faz y allí verás cómo nos ama» (LT 87).
En el Rostro desfigurado del Señor contempla Teresa el amor loco y gratuito de Dios hacia cada uno de nosotros, más allá de nuestros méritos. Ante esta Faz no hay lugar para el voluntarismo, el esfuerzo titánico o la búsqueda de méritos, sino para el reconocimiento de la gracia divina que siempre nos visita. El mismo sufrimiento sólo tiene sentido si es consecuencia del amor y fidelidad al Evangelio. En la carta del 6 de julio de 1893 la santa se dirige a Celina con estas palabras significativas:
Él [Jesús] le enseña a jugar a la banca del amor; mas no, más bien es Él el que juega con ella, sin decirle cómo lo hace, ya que esto es tarea suya y no de Teresa; lo que toca a ella es abandonarse, darse sin reservarse nada, ni siquiera la satisfacción de saber cuánto renta la banca (LT 142. Grassetto mio).
Y en el Acto de ofrecimiento al Amor Misericordioso, el 9 de junio de 1895, escribe: «En la tarde de esta vida compareceré ante ti con las manos vacías, porque no te pido, Señor, que tengas en cuenta mis obras» (Pr 6. Grassetto mio).
Es significativo lo que la santa escribe en las últimas páginas del Manuscrito C (redactado en el mes de junio de 1897), por tanto tres meses antes de su muerte): «aquí abajo no consigo concebir una inmensidad de amor más grande que aquella que te has complacido en prodigarme gratuitamente sin mérito alguno de mi parte» (Ms C 35r. Grassetto mio).
Conrad De Meester sintetiza el recorrido realizado por Teresa en estos términos:
La santidad ya no es una conquista sino una gracia recibida. El hombre, ante el Dios del amor, se hace más pasivo, más receptivo. […] la primera tarea del hombre es abrirse completamente al Redentor, mientras su esfuerzo se convierte en colaboración[5].
Y más adelante: «La voluntad de conquista se ha transformado por comp0leto en receptividad del don»[6]. Naturalmente, esto no significa una espiritualidad de bajo perfil: de hecho, Teresa, subraya De Meester- «no escatima ningún esfuerzo para ser fiel […] a la voluntad de Dios como esta se manifiesta en la vida concreta […]»[7]. La diferencia está en una mayor tranquilidad de ánimo frente a la impotencia y a la propia fragilidad. La cata 142 del 6 de julio del 1893, que hemos citado ya parcialmente, se convierte en una especie de manifiesto al respecto.
b) “Haz, Jesús, que yo me Asemeje a Ti. (Pr 11)
A esta altura del camino, pues, Teresa ve la santidad desde una perspectiva radicalmente nueva: se trata de crecer cada vez más en la semejanza con la Faz de Cristo. Esto es lo que expresa en una brevísima oración escrita al pie de un pequeño dibujo en el que se representaba el Santo Rostro. El texto dice así: «Haz, Jesús, que yo me Asemeje a Ti» (Pr 11). Resulta significativo el hecho de que la santa llevase siempre consigo esta oración, junto con otras, en una bolsa prendida con un alfiler en la parte del corazón; es casi una visible manifestación del deseo de vivir el don de sí misma como respuesta a la gratuidad de la salvación.
[1] Cito los escritos de la santa sirviéndome del volumen siguiente: TERESA DI GESÙ BAMBINO, Opere compiete. Scritti e ultime parole. LEV-Edizioni OCD, Città del Vaticano-Roma 1997.
[2] a. piccirelli. Fragile come ,tutti, felice come pochi. Teresa de Lîsieux e le nostre ferite. San Paolo. Cinisello Balsamo 2019, 14.
[3] C. De Meester, Teresa di Lisieux. Dinamica della fiducia. Genesi e struttura della «via dell’infanzia spirituale», San Paolo, Cinisello Balsamo 1996, 208-210
[4] La imagen aparece en P. DESCOUVEMONT – H. N. LOOSE, Teresa de Lisiieux, LEV. Città del Vaticano 1995, 207
[5] C. De Meester, A mani vuote. Il messaggio di Teresa di Lisieux. Queriniana. Brescia 1997, 44
[6] Ibidem, 52 207
[7] Ibidem, 52 207.
S. Alberto de Jerusalén, obispo y legislador
17 de Septiembre | Fiesta
En 1205, Alberto fue nombrado patriarca de Jerusalén y, poco después, legado pontificio para la provincia eclesiástica de Jerusalén. Llegó a Palestina a principios de 1206 y vivió en Acre porque, en aquella época, Jerusalén estaba ocupada por los sarracenos.
En algún momento entre 1206 y 1214, los ermitaños reunidos en el Monte Carmelo, "cerca de la fuente de Elías", se dirigieron a Alberto y le pidieron que estableciera su forma de vida en forma de Regla. La formula vitae (forma de vida) de Alberto, un documento relativamente breve, alentaba las prácticas cotidianas de los ermitaños para "seguir a Cristo".
Durante su estancia en Palestina, Alberto participó también en diversas iniciativas de paz, no sólo entre cristianos, sino también entre cristianos y no cristianos, y desempeñó sus funciones con gran energía y dedicación. El 14 de septiembre de 1214, durante una procesión religiosa, murió apuñalado.
Puede consultar más abajo una lista de libros disponibles en Edizioni Carmelitane sobre San Alberto y la Regla del Carmelo.
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Celebrating St. Albert and His Rule. Rules, Devotion, Orthodoxy and Dissent
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St. Albert of Jerusalem and the Roots of Carmelite Spirituality
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Albert and His Rule
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A Pattern for Life. The Rule of St. Albert and the Carmelite Laity
Patrick Thomas McMahon, O. Carm.
The Carmelite Rule. Proceedings of the Lisieux Conference. 4-7 July 2005
Various Authors
La Regola del Carmelo: Origine, natura, significato
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Expositio paraenetica in regulam carmelitarum: Un commento alla regola del Carmelo
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Abdicatio Proprietatis. Sens et Défi de la Pauvreté Religieuse selon la Règle du Carmel et son inculturation dans le contexte de l'Afrique
Jean-Maria Dundji Bagave Makanova, O. Carm.
La Regola del Carmelo. Per una nuova interpretazione
Bruno Secondin, O. Carm.
In Ossequio di Gesù Cristo. Programma di studi sulla Regola del Carmelo
Emanuele Boaga, O. Carm. & A. de Castro Cotta, CDP
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Hallado intacto el cuerpo de Santa Teresa de Ávila
El 28 de agosto, las autoridades abrieron el relicario de plata que contenía el cuerpo de Santa Teresa de Ávila, fallecida en 1582. El proceso se llevó a cabo para que los médicos y científicos italianos puedan realizar un estudio de las reliquias de la Santa con la aprobación del Vaticano. El féretro fue abierto en 1914, al parecer para que el entonces proponente general de los Carmelitas Descalzos, Clemente de los Santos, pudiera ver el cuerpo de la Santa.
Se tomaron fotos del cuerpo en el momento del estudio de 1914. Según el postulador general de los Carmelitas Descalzos, Marco Chiesa, presente en esta reciente apertura, el cuerpo «está en las mismas condiciones que cuando se abrió por última vez en 1914». Según un comunicado de prensa, «las partes descubiertas, que son el rostro y el pie, son las mismas que en 1914». El comunicado de prensa también afirma: «No hay color, no hay color de piel, porque la piel está momificada, pero se ve, sobre todo en el centro de la cara. ... Los médicos expertos ven la cara de Teresa casi con claridad».
Ambas vistas han confirmado que el cuerpo de Teresa ha permanecido incorrupto.
La diócesis de Ávila, donde Teresa vivió gran parte de su vida, quiere el reconocimiento canónico de las reliquias por parte de Roma.
Para poder abrir el ataúd fue necesario retirar una losa de mármol. A continuación, la caja que contenía el cuerpo se trasladó a una sala que se ha reservado para el estudio de las reliquias. La urna se abrió en presencia del equipo médico científico y de las autoridades eclesiásticas. La comunidad local de carmelitas descalzos, así como el postulador general de la Orden, miembros del tribunal eclesiástico y un pequeño grupo de religiosos participaron cantando el Te Deum.
El proceso de apertura de la urna requirió la ayuda de dos orfebres y 10 llaves. Tres llaves se guardan en Alba de Tormes, tres las guarda el duque de Alba, tres las guardan los carmelitas descalzos en Roma y una llave la guarda el rey de España. Se necesitan tres llaves para abrir la verja que protege el sepulcro, tres para abrir la tumba de mármol y las cuatro restantes para abrir el relicario de plata.
Según la prensa, los estudiosos «quedaron sorprendidos por su magnífico estado de conservación y robustez». En sus últimos años, Teresa tuvo problemas para caminar. Así lo describe en sus escritos. Según el padre Chiesa, el dolor que experimentó es bastante comprensible. «Analizando su pie en Roma, vimos la presencia de espinas calcáreas que hacían casi imposible caminar».
Dos orfebres ayudaron en el proceso de apertura de la tumba y el relicario. Fueron necesarias diez llaves que protegen la tumba: tres que se guardan en Alba de Tormes, tres que guarda el duque de Alba, otras tres que guarda el padre general en Roma, además de la llave que guarda el rey de España. Tres de estas llaves sirven para abrir la puerta exterior, tres para abrir el sepulcro de mármol y las otras cuatro para abrir el ataúd de plata.
La tumba del Santo fue donada por el rey Fernando VI y su esposa, Bárbara de Braganza. Destaca por su excelente factura.
Los escritos de Santa Teresa se consideran obras maestras de la literatura y la espiritualidad españolas del siglo XVI. Sus reflexiones sobre el proceso de acercamiento a Dios a través de la oración y la contemplación se consideran hitos en la historia de la mística cristiana. Inició una reforma dentro de la Orden de las Carmelitas que, tras su muerte, se convirtió en la Orden de las Carmelitas Descalzas. Fue canonizada el 12 de marzo de 1622 por el Papa Gregorio XV junto con Ignacio de Loyola, Isidoro de Madrid, Francisco Javier y Felipe Neri. El Papa Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia en 1970.
S. Teresa Margarita Redi (OCD), Virgen
1 de septiembre Memoria libre
Nace en Arezzo el 1 de septiembre de 1747 de la noble familia Redi. En 1764 entró en el monasterio de las Carmelitas descalzas de Florencia, cambiando su nombre de bautismo, Ana María, por el de Teresa Margarita del Sdo. Corazón de Jesús.
Ahondó su vida espiritual y religiosa en la piedad eucarística y mariana, y en la devoción al Sdo. Corazón entendida como un "entregar amor por amor". Llevó una vida humilde y escondida en el amor y en la inmolación de sí misma, y dedicada al servicio primoroso y constante hacia las hermanas. Murió, truncada por una peritonitis, el 7 de marzo de 1770. Beatificada en 1929, fue canonizada por Pío XI el 13 de marzo de 1934.
Beato Jaime Retouret, Sacerdote y Mártir
26 de agosto Memoria libre
Nació el 15 de septiembre de 1746 de una familia de comerciantes. Fue un joven serio, amante de los libros y de grandes dotes. A los 15 años, fue acogido en el convento carmelita de su ciudad natal. Después de su ordenación sacerdotal, su carácter, ardiente y serio, atrajo la admiración de muchos fieles, especialmente por medio de su predicación. Pero, muchas veces se vió obligado a interrumpir todas sus ocupaciones, sobretodo por causa de su salud enfermiza que lo atormentó por toda la vida.
La Revolución Francesa no respetó su vida. Como la mayor parte del clero, el P. Jacques rehusó hacer juramento para apoyar una ley civil aprobada unilateralmente, la cual decretaba las elecciones de los obispos y de los párrocos directamente del pueblo y sucesivamente aprobadas por el Obispo y por el Papa. Además de esta imputación, el P.Jacques fue acusado de formar parte de los grupos de emigrados políticos que habían invadido el país contra los revolucionarios. Fue arrestado y condenado, junto con otros muchos sacerdotes y religiosos, al exilio de la Guinea Francesa en América del Sur. Fue deportado a Rochefort y separado a una nave de prisioneros. Mientras tanto sucedió que los ingleses bloquearon la costa francesa y, por consiguiente, también la salida de la nave.Las condiciones de los prisioneros sobre la nave eran inimaginables: hacinamiento, hambre, enfermedades, frío y calor, olores insoportables, persecuciones.
Santa María de Jesús Crucificado (OCD), Virgen
25 de agosto Memoria libre
María Baouardy nació en Abellin en Galilea el 5 de enero de 1846, de padres muy pobres pero honrados y piadosos cristianos greco-católicos. Habiendo quedado huérfana de padres a sólo tres años de edad, fue confiada junto con su hermano Pablo a un tío paterno, que se trasladó a Alejandría de Egipto algunos años después. No recibió ninguna instrucción escolar: era analfabeta. A los trece años, por el deseo de pertenecer sólo a Dios, rechaza con fortaleza el matrimonio, que según la costumbre oriental, le había preparado su tío.
B. Angelo Agustín Mazzinghi, Sacerdote
17 de agosto Memoria libre
Ángel Mazzinghi Nació en Florencia, o sus cercanías, en fecha desconocida, pero ciertamente antes de 1386.
Recibido en la Orden en 1413, fue el primer hijo de la reforma de santa María de las Selvas.
Allí en los años 1419-30 y 1437, y después en Florencia en los años 1435-37 ejerció el oficio de prior. Lector en teología, se distinguió en la predicación de la Palabra de Dios.
Murió en Florencia en 1438. Su culto, ya practicado en algunos lugares, fue confirmado en 1761.
Beato Isidoro Bakanja, Mártir
12 de agosto Memoria libre
Nacido entre el 1880 y el 1890 en Bokendela (Zaire), en la tribu de los Boangi.
Desde pequeño, para vivir tuvo que trabajar como albañil o en los campos. Se convirtió al cristianismo en 1906.
Mientras trabaja en las dependencias de los colonizadores en una plantación de Ikili, le fue prohibido por sus patrones la cristianización de sus compañeros de trabajo. El 22 de Abril de 1909 el superintendente de la factoría, después de haberle arrancado el escapulario del Carmen, que Isidoro llevaba como expresión de su fe cristiana, lo hizo azotar hasta sangrar.
Como consecuencia de las heridas de este castigo sufrido por su fe, soportado pacientemente, perdonando a su agresor, murió el 15 de agosto del mismo año.
Fue beatificado por Juan Pablo II el 24 de abril de 1994.
S. Teresa Benedicta de la Cruz (OCD)
9 de agosto Memoria obligatoria (Fiesta en las provincias de Europa: Patrona de Europa)
Edith Stein nace en Breslau el 12 de octubre de 1891 de padres hebreos alemanes y después del bachillerato se inscribió en la facultad de filosofía de su ciudad.
Leyendo por casualidad la autobiografía de Santa Teresa de Ávila, sintió la llamada de Dios a la fe católica, que abrazó haciéndose bautizar el 1 de enero de 1922. En aquel mismo día recibió la Comunión y el 2 del siguiente mes de febrero la Confirmación. Su radical conversión suscitó en ella también el deseo de la vida claustral; pero debió esperar a responder a esta llamada hasta 1933. Cuando en el año de 1933 se le quitó el permiso de enseñar por medio de las leyes antisemitas, entró el 14 de octubre de 1933 en el Carmelo de Colonia, tomando el nombre de Teresa Benita de la Cruz.
El 31 de diciembre de 1938 fue trasladada al Carmelo de Echt, a causa de la fuerte persecución nazista contra los judíos.
También Sor Teresa con su hermana Rosa, que se había convertido también al catolicismo, fue llevada a Amersfoort el 2 de agosto de 1942. El 3 de agosto fue trasladada a Westerbork. El 7 de agosto, junto con su hermana Rosa y otros deportados, encerrada en un vagón de tren, fue llevada al campo de exterminio de Auschwitz, en un viaje de dos días.
Sor Teresa Benita de la Cruz fue martirizada en la cámara de gas el mismo día de la llegada al campo de Auschwitz, o sea, el domingo 9 de agosto de 1942 y después quemada en uno de los hornos crematorios. Fue beatificada el 1 de mayo de 1987 y canonizada el 11 de octubre de 1998 por Juan Pablo II. En el 2 de octubre de 1999 el mismo Papa proclamó Santa Benita de la Cruz compatrona de Europa.
S. Alberto de Trápani, Sacerdote
7 agosto Fiesta
Nació en Trápani (Sicilia) en el siglo XIII. Se distinguió por la dedicación a la predicación mendicante y por la fama de sus milagros. En los años 1280 y 1289 estaba en Trápani, y poco después en Mesina. En el año 1296 gobernaba la Provincia carmelita de Sicilia como Provincial. Célebre por su amor apasionado a la pureza y a la oración. Murió en Mesina probablemente en 1307.